domingo, 27 de septiembre de 2009

Michael Jackson, obsesionado por la imagen, temía a la vejez

El cantante, que no se miraba al espejo, se planteaba el suicidio.
Mucho se ha dicho de las fobias y manías del cantante Michael Jackson. Ahora sale a la luz que el Rey del Pop, obsesionado por la imagen, le tenía un enorme respeto a la vejez. Tanto que ni siquiera se miraba al espejo. Le aterrorizaban los años. Y aunque pensaba en la posibilidad del suicidio, la muerte pudo con él y le sorprendió a los 50 años.
El Rey del Pop admitió antes de morir su temor a envejecer. Confesaba a sus allegados, según publica The Sun, que evitaba ver fotos suyas o mirarse al espejo. Obsesionado por la imagen, Michael Jackson llegó incluso a plantearse el suicidio.
La fijación del cantante por la imagen era tal que incluso, durante su juventud, llegó a llamar a su hermana Janet Jackson "vaca gorda". Le obligó a perder peso.
De la fijación por el físico se desprendía también su dependencia de algunas sustancias. En alguna ocasión le llegó a pedir a sus doctores suficientes medicamentos como para "caer a un caballo". Este gran secreto se lo llegó a confesar a su gran amigo el rabino Shmuley Boteach hace ocho años. Muchas de esta conversaciones verán ahora la luz en un libro autorizado sobre el músico.
El Rey del Pop llegó a reconocer públicamente que quería vivir una eterna juventud. "Creo que hacerse viejo es la cosa má fea; Cuando el cuerpo envejece y empiezan a salirte arrugas…es malo", declaró en una grabación con la que se publicaría una libro autorizado del cantante.
"La gente dice que hacerse mayor es maravillosos; yo estoy en desacuerdo con eso". "Quiero ser siempre joven para correr y jugar al escondite, mi juego favorito", llegó a decir Jacko.
Boteach sabía que el cantante pensaba en disponer plenamente de su vida para evitar envejecer. Los único que obligaban a Jackson a seguir viviendo eran sus hijos Prince y Paris, a los que si quería ver hacerse mayores, pero sin envejecer él, comenta el rabino.
"Soy como un lagarto y no me gusta. Ojalá nunca pudiera ser fotografiado", llegó a comentar el cantante en una de sus conversaciones con el rabino. El cantante explicó que durante su niñez su padre solía reirse de él y meterse con el enorme tamaño de su nariz.
Pero la única obsesión de Jackson no era la imagen. Con los años se había creado una dependencia enorme de las drogas y los medicamentos que, al final, acabaron con su vida de manera repentina. El libro revela las dos grandes cruces que el Rey del Pop acarreó durante su vida: la obsesión por la imagen y las drogas.

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